Homilia Dominical | Os humildes têm em Cristo a sua vitória (25º Domingo do Tempo Comum)

Homilia Dominical | Os humildes têm em Cristo a sua vitória (25º Domingo do Tempo Comum)



A soberba, o maior pecado dos anjos, está sempre se insinuando entre os seres humanos, assim como se insinuou entre os discípulos de Cristo. No Evangelho deste domingo, os Apóstolos discutiam sobre “quem era o maior” entre eles. Jesus, porém, abraça uma criança e ensina-lhes que são os humildes, não os orgulhosos, que alcançarão o Reino do Céu.

Ouça a homilia do Padre Paulo Ricardo para este domingo e perceba que só pela humilhação seguiremos o caminho de Deus, pois “Ele resiste aos soberbos, mas dá a sua graça aos humildes”.

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23 comentários em “Homilia Dominical | Os humildes têm em Cristo a sua vitória (25º Domingo do Tempo Comum)”

  1. Si todas las religiones llevan a Dios…

    Si todas las religiones son caminos que llevan a Dios, y no hay una que sea verdadera (y por lo tanto otras que sean falsas), entonces…

    Olvidémonos de la fe, porque lo mismo da creer en la resurrección que en la reencarnación, en el Juicio que en el karma, en el cielo que en el nirvana o el hades y en nuestra Señora que en Kali con sus ocho o diez brazos.

    Olvidémonos de la moral y de los mandamientos, porque igual da casarse con cuatro mujeres y no sé cuántas concubinas, como los musulmanes, que solo con una; igual da usar anticonceptivos como los protestantes, que no usarlos; igual da amar al prójimo que sacrificarlo y arrancarle el corazón en un altar como los aztecas, y así hasta el infinito.

    Olvidémonos de los sacramentos, porque no son más eficaces que pintarse un punto en la frente, bañarse en el Ganges o bailar la danza de la lluvia.

    *Olvidémonos de la Iglesia*, porque si ya no es la columna de la verdad y en realidad equivale a los Testigos de Jehová, a la Cienciología o al loco ese de la esquina que se ha creado su propia religión basada en los hombres topo que viven en el centro de la tierra, mejor nos la ahorramos.

    Olvidémonos de los curas y los obispos, porque si otras religiones no los tienen y llegan al mismo sitio, es que no hacen falta en absoluto.

    Olvidémonos de la razón, la lógica y la verdad, porque si son igualmente verdaderas las creencias completamente contradictorias de las distintas religiones, entonces es que la verdad no existe.

    Olvidémonos de Dios, porque hay muchas religiones que no creen en Dios y, aparentemente, son igual de verdaderas.

    Olvidémonos de Cristo, que no era más que un loco que dijo Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida, cuando ahora sabemos que hay infinitos caminos, no existe la verdad y la vida cada uno la vive como quiere.

    Olvidémonos de la Cruz, porque la redención era claramente innecesaria y la sangre de Cristo se derramó en vano.

    Y, ante todo, olvidémonos del papa, que nos sale muy caro, viaja antiecológicamente en avión cada dos por tres y, además, vive rodeado por un muro y señores con armas y ya sabemos que eso es de lo peor que hay.

    Además, si no nos confirma en la fe, sino en el relativismo y en lo políticamente correcto, ¿para qué lo queremos?
    Si la sal se vuelve sosa, ¿con qué se la salará?
    Para nada vale ya más que para tirarla fuera y que la pisen las gentes.

    O, quizá, solo quizá, podríamos quedarnos con lo que siempre ha enseñado la Iglesia: las otras religiones, en el mejor de los casos, son intentos del hombre de llegar a Dios, condenados en última instancia al fracaso porque la distancia entre el hombre y Dios es infinita.
    El cristianismo, en cambio, es la reacción maravillada del hombre ante el hecho asombroso de que el mismo Dios trino y uno ha querido revelarse al ser humano y acercarse a él hasta el punto de hacerse hombre y dar su propia vida para nuestra salvación, convirtiéndonos en hijos adoptivos del mismo Dios. Eso es lo que merece la pena de verdad.
    Cualquier parecido entre eso y otras cosas es pura coincidencia.

    Fuente: InfoCatolica

  2. Como é bom servir!
    Meu Senhor, por Tua graça, eu compreendi, nesta vida, a beleza do serviço. Não apenas o serviço a Jesus na pessoa dos irmãos necessitados e à Santa Igreja, mas também os pequenos serviços a todos os que comigo convivem ou que atravessam os meus dias.
    🎶🎶🎶 Vou Te seguir, que o Teu caminho é o da porta estreita, sim. Porém, ao acabar junto de Ti, vou entender o que é bom: é bom servir! 🎶🎶🎶
    Concede-me, Senhor, nesta vida e todos os dias, oportunidades de servir-Te e a perseverança final no serviço, a fim de que um dia, eu atravesse a porta estreita e possa contemplar a Tua glória.
    Amém 🙏🏻 🌹!

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